jueves, 30 de mayo de 2013

NO A LA GUERRA; NI A LA PAZ

Las diferencias de pensamientos continúan  y quienes predican la igualdad perpetúan su mensaje y atenúan su campaña en todas partes; ¡Miedo y Vanidad esconden sus palabras! La verdadera guerra y la más grande no es la bélica, si no la ideológica que va arraigada en los corazones de todos, cada uno defiende su posición creyendo que es lo mejor. Los religiosos contra los laicos, los demócratas contra los comunistas, los blancos contra los negros, los pobres contra los ricos, y podría continuar citando la inmensa polaridad que vivimos y a las que todos nos sometemos. Luego de pensar en esto me pregunto, en realidad ¿Qué será lo mejor para nosotros? ¿Debo cambiar el pensamiento de mis amigos, solo por que no estoy de acuerdo?

La verdad es que nunca estaremos de acuerdo; dicen: “es natural que los opuestos se atraigan” pero la verdad es que la personalidad dominante en una pareja termina ahogando la espontaneidad y crecimiento de su compañero (a) lo cual es repetido en todos los grupos sociales.

Es suicidio cuando  privo de libertad de expresión de mis semejantes e impongo anarquías, todos tenemos algo que decir, todos poseemos sabiduría escondida que necesita de oídos prestos y tolerancia.

Mi idea de un mundo perfecto es ESTO, no quiero otra cosa, no quiero un mundo donde todos seamos pacifistas, no quiero un mundo donde todos seamos optimistas, es absurdo pensar en un mundo de IGUALES, un mundo donde todos vivan una sola religión y adoren lo mismo.

Existe una hermosa parábola en la Torah (texto sagrado del pueblo de Israel) sobre un pueblo que intento construir una enorme torre para alcanzar a su creador, pensando que se encontraba en los cielos, y su meta era llegar hasta el, todos se unieron, eran uno en ideas, pensamientos y lenguaje, todos creían en lo mismo, hasta que en determinado momento el mismo creador frustro sus planes y destruyo la inmensa torre y los esparció confundiendo sus lenguas.

Es la naturaleza misma la que promueve la diversidad, la que embellece a sus semejantes haciéndolos diferentes, una belleza contenida en la individualidad y no en la sectorización ni la opinión de un grupo, un Dios que vive tanto en el cielo como en la tierra, un Dios que  esta en la mirada calidad y tierna de un bebe, en los ojos frustrados de un hombre, en la mirada exuberante de la mujer, en la codicia del ladrón, en la justicia de los justos, en la fuerza de los religiosos, en los ideales de los materialistas, en todo lo vivo, lo cual nos convierte en hermanos y hermanas, basta con ser tolerantes, y aprender a respetar y valorar la posición de mi amigo, entonces diremos adiós a las guerras y no promulgaremos mas una paz falsa.

La unidad comienza con el respeto, la paz es un estado interno personal y mis amigos son mundos de los que puedo aprender pero jamás invadir.

por: Yisra